LA CAFEÍNA TAMBIÉN ES UNA DROGA

La cafeína, a pesar de ser una droga estimulante, es la más aceptada por la sociedad, quizá por ser la menos perjudicial.

Además de existir en el café también está presente en otras bebidas como el té, las bebidas de cola y las bebidas energéticas, y en comidas como el chocolate.

A pesar de que en España el consumo de café es moderado, el de bebidas de cola es bastante alto y el de bebidas energéticas resulta preocupante ya que aumenta cada año un 20%.

Como todo en exceso, un consumo excesivo de cafeína provoca dependencia psicológica, gastritis, aumento del nivel del colesterol, aumento del ácido úrico, aumento de la adrenalina, arritmias, mala digestión, cansancio, excitación, ansiedad, insomnio y alucinaciones visuales y auditivas, hipertensión arterial y, aunque no se sabe a ciencia cierta, se sospecha que puede estar relacionado con la aparición de algún tipo de cáncer.

Pero el  consumo controlado también está relacionado con beneficios tales como la disminución del riesgo de padecer enfermedades como cirrosis, enfermedades del corazón, diabetes tipo II o alzheimer. La cafeína contiene además antioxidantes y se utiliza para tratar el asma y aliviar dolores de cabeza y migrañas. En pequeñas cantidades aumenta la memoria y la asociación de ideas y concentración.

Estudios aseguran que el consumo de 3 tazas diarias producen daños a largo plazo, a partir de 7 tazas al día podrían producir trastornos psicológicos graves y alrededor de 30 tazas seguidas causan la muerte.

He aquí una serie de consejos para los consumidores de cafeína:

.- Concretamente, en cuanto al café, es más recomendable tomarlo frío y no caliente.
.- Por otra parte, las personas que sufren trastornos epilépticos deben abstenerse completamentes de todo producto que contenga cafeína y también es recomendable para las embarazadas que reduzcan considerablemente su consumo.

Si después de leer esto decides abandonar tu consumo de cafeína, debes tener en cuenta que, como cualquier otra droga, el cese radical de su ingesta provoca síndrome de abstinencia, que consiste, a grandes rasgos, en la aparición de jaquecas, irritabilidad y fatiga.