jueves, 29 de noviembre de 2012

¿SON LOS TRANSGÉNICOS LA SOLUCIÓN O UN PROBLEMA MÁS?







Los alimentos transgénicos u organismos manipulados genéticamente son aquellos alimentos a los cuales se les han insertado secuencias de genes de otros seres vivos en su código genético. 

Esta biotecnología se puede llevar a cabo con plantas, animales o microorganismos, con el beneficio de poder obtener en ellos nuevas cualidades. Así, por ejemplo, las plantas transgénicas son capaces de resistir a plagas, a herbicidas, a condiciones ambientales agresivas como las sequías o las heladas y, además, pueden tener una vida comercial más larga. El comienzo de esta innovación a escala comercial data de 1996. El primer alimento transgénico fue el tomate Flavr Savr en EEUU, seguido de la soja y el maíz. 

Se promocionaron como un tipo de alimento más nutritivo y apetitoso, ya que contenían un mayor número de vitaminas y proteínas y una disminución en grasas. Además, su rápido crecimiento y su larga vida podrían ayudar a solventar los problemas de hambre y desnutrición en el mundo. 


Sin embargo, este experimento no está libre de riesgos y prejuicios. No se conocen los efectos que podrían llegar a causar sobre la salud. Son imprevisibles. Se podrían desarrollar nuevas alergias ya que, por ejemplo, si los genes de los cacahuetes se encuentran en un tipo de tomate, ¿nos provocaría éste una reacción alérgica igual que si comemos cacahuetes directamente? Nadie lo sabe. También pueden provocar una resistencia a los antibióticos y aumentar los problemas alimenticios significativamente. 


Por otra parte, tienen consecuencias negativas sobre el medio ambiente. Se decía que el uso de pesticidas se reduciría, ya que las plantas serían resistentes a plagas. Pero se demostró que esa disminución es muy pequeña, casi inexistente. Provocan una contaminación genética y del suelo.

Otro de sus efectos negativos se produce al introducir ADN extraño en un organismo, ya que se puede potenciar o perturbar la producción de proteínas, además de activar otros genes, alterando su comportamiento.

Por todo esto, Greenpeace creó una Guía roja y verde en las que aparecen los alimentos que ellos pueden garantizar que están libres de transgénicos (verde) y otra con alimentos que no tienen garantías (roja). Además, es obligatorio que en el etiquetado de los alimentos aparezca su composición, el valor nutritivo, los organismos que se modificaron genéticamente... todo debidamente explicado. 






El futuro de esta biotecnología está aún por descubrir ya que siempre existirá controversia entre lo saludable y seguro frente al beneficio económico.


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