Nuestro organismo no es capaz de producir calcio por si solo, por lo que tenemos que ingerirlo.
Este mineral es el más abundante en el cuerpo humano. Constituye un 99% del esqueleto. El otro 1% se deriva a funciones reguladoras como la transmisión de impulsos nerviosos, secreciones hormonales, contracción muscular, es de vital importancia para la coagulación de la sangre y afecta también a la permeabilidad de las membranas.
El calcio es imprescindible para un buen desarrollo del esqueleto. Además, favorece el buen funcionamiento de las articulaciones y tiene un papel esencial en el desarrollo de la dentadura. Se demostró también que protege de enfermedades cerebrovasculares. Su falta puede tener múltiples consecuencias.
En primer lugar, la aparición de osteoporosis. Los huesos se vuelven más débiles, más porosos y rompen con mayor facilidad. La masa ósea se ve disminuida. Por otro lado, también se puede dar el raquitismo. El esqueleto se deforma debido a una falta de mineralización ósea.
Los expertos recomiendan un consumo aproximado de 1000 mg por día. Este no se debe de exceder ya que no está demostrado que un abuso de calcio reduzca más el riesgo de fracturas y osteoporosis. En embarazadas, es muy importante sobre todo durante el tercer trimestre, ya que es cuando el esqueleto está en formación.Entre los alimentos más destacados que debemos ingerir se encuentran, principalmente, los lácteos como la leche, el queso o el yogur. También hay otros alimentos no lácteos con contenido cálcico. En este grupo están los vegetales verdes, garbanzos y coles, entre otros.
En definitiva, y como siempre, cuidar nuestra dieta es indispensable para cuidar nuestra salud.
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